A pesar del rumbo a occidente que puso Somalia la situación económica del país era paupérrima. A esto hay que unir las ansias autonomistas de clanes del norte de Somalia, que acabaron por convertirse en milicias separatistas que tomaron el control de gran parte del país disolviéndose de esta manera el control de Barre, a excepción de Mogadiscio.
Este clan opositor se dividió en 1991 por razones étnicas y tradicionales, y uno de los grupúsculos surgidos de esta división penetró en la capital forzando a Barre a exiliarse. Ese mismo año se proclamó la República de Somalilandia por parte de los clanes separatistas, que aunque tienen moneda y bandera propias, se trata de un país no reconocido por nadie. Años después, en 1998, Puntlandia hizo lo propio. Somalilandia lo hizo por razones más nacionalistas al ser la antigua Somalia Británica y por tanto diferente a la Somalia Italiana. Puntlandia por su parte, perteneciendo a la África Italiana, se independizó a causa del caos y la falta de gobierno central en Somalia, dejando una puerta abierta a la unificación del país.
Pero antes del asunto Puntlandia la ONU trató de devolver la estabilidad a Somalia mediante intervención militar, liderada por Estados Unidos, al principio una labor puramente humanitaria para repartir alimentos. Esta ayuda fue rechazada por los clanes que controlaban el país y la ONU trató ahora sí imponer el orden mediante la guerra si hiciera falta. Para ello una operación de la ONU liderada por Estados Unidos y con participación entre otros de Malasia y Pakistán entro en Mogadiscio en el 93 para combatir a las milicias leales al Congreso Único Somalí pero si bien se capturaron a los líderes enemigos consiguiendo el control de la capital, el número de bajas y la falta de orden en el resto del país hicieron de esa victoria una victoria pírrica. El número de milicianos y civiles somalíes muertos fue de 5000. En tan solo un día. Exite una película basada en esta batalla.
Helicoptero estadounidense durante la Batalla de Mogadiscio (1993)
En el año 2000 se formó en Djibouti un Gobierno de Transición para Somalia que constituyó un parlamento, constitución y más libertades para los ciudadanos, aunque de difícil aplicación en el país a raíz de la falta de reconocimiento popular. En 2004, esta vez en Kenia, se formó otro Gobierno transicional, también conocido como el Gobierno de Bedoia porque tienen allá establecida la capital de facto.
En 2006 un grupo de señores de la guerra y hombres de negocios crearon la Alianza Para La Restauración de la Paz y Contra El Terrorismo (ARPCT) para recuperar el control de Mogadiscio, que estaba bajo el poder de la Unión de Cortes Islámicas, un partido ultraislámico que se rumorea que tiene apoyo de Al-Qaeda. Estos rumores no cayeron en saco roto en Washington. Según The New York Times, la CIA financiaba al ARPCT.
La Segunda Batalla de Mogadiscio se saldó con una victoria de la UCI y se descubrió que ministros del Gobierno de transición de Somalia financiaban a la ARPCT, lo que demuestra la gran división que hay en el país a cualquier escala. El presidente Yushuf dijo no tener nada que ver con los señores de la guerra de la Alianza y declaró su deseo de entablar diálogo con la Unión de Cortes Islámicas, ahora dueños de Mogadiscio.
Etiopía apoyó al Gobierno transicional de Somalia y entró en guerra con los milicianos de la UCI a finales de 2006, los cuales declararon la yihad al país vecino. La victoria de la alianza Etiopía y Gobierno transicional hizo a los milicianos replegarse a Mogadisco para acabar perdiendo la guerra. La UCI aceptó la derrota y reconoció al Gobierno de Transición. Sin embargo los más moderados de la UCI y otros grupos opositores se unieron formando la Alianza para la Reliberación de Somalia.
La nueva ARS y el Gobierno hicieron un pacto para un gobierno de unidad y eligieron un nuevo presidente en 2009, curiosamente el antiguo líder de la UCI en 2006, Sharif Seid Ahmed. Lo cual es una buena noticia para la unidad de Somalia, sin duda. Si Somalia no consigue unir a todo el país, incluyendo Somalilandia, al menos será una buena noticia que Puntlandia se una a Somalia y que se constituya un gobierno estable en la capital que controle el país más allá de señores de la guerra, clanes y milicianos.
Sin embargo el Gobierno de Ahmed, apoyado por la Unión Europea y Estados Unidos, no tiene todavía la autoridad y fuerza para controlar a las milicias armadas – los radicales de la UCI que no aceptaron el pacto con el Gobierno - por los estados islámicos de Eritrea y Yemen, las cuales siguen protagonizando combates en las calles somalíes. Demasiadas diferencias, demasiadas milicias para la estabilidad todavía. La Unión Africana ya ha sancionado a Eritrea con un embargo de armas, aunque la pregunta es porque han tardado tanto en tomar medidas.
Una supuesta estabilidad conseguiría evitar que su población practique actos prohibidos como la piratería, si bien ahora se puede “justificar” que al no haber nada de lo que vivir en Somalia un barco extranjero es un preciado botín, y si los gobiernos siguen pagando a estos terroristas dentro de poco les van a llegar currículos de todas partes del mundo. Además hay que recordar el estratégico lugar donde se encuentra Somalia, en la entrada del Mar Rojo y por ende al Canal de Suez. Miles de barcos pasan por ahí todos los meses, por lo que una solución a la piratería y a Somalia es más necesaria e importante de lo que parece para todos.
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