Ellos así se consideran. La verdadera y democrática China. Sin embargo, aunque han hecho vida de país como cualquier otro, siempre han tenido la amenaza de su poderoso hermano mayor, la China continental, que tiene cabezas nucleares apuntando a Taipei por si las moscas, irritada porque sus tentáculos totalitarios no incluyen la que en su día bautizaron los portugueses como Isla Hermosa.
Pablo Navas - Madrid
Aunque fue descubierta en el siglo XVI por nuestros vecinos, la República de China (a partir de ahora Taiwán) fue fundada en 1949 tras la derrota de los nacionalistas anticomunistas del Kuomitang en la guerra civil china, que se reanudó en 1946 tras el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial. Anteriormente, este régimen gobernaba toda china hasta esa derrota bélica, justo cuando dos millones de anticomunistas chinos se refugiaron en la Isla de Taiwán de la dictadura china que se avecinaba con la fundación de la República Popular de China. En Taiwán continuaron con el sistema político que tenían en la China continental hasta la guerra.
Chiang Kai-Shek gobernó Taiwán dictatorialmente desde su fundación en el 49 hasta 1975, un año antes que su enemigo Mao Tse-Tung. El Kuomitang era el único partido permitido pero lo cierto es que bajo el gobierno de Chiang Taiwán consiguió unas tasas de crecimiento económico sorprendentemente altas para un régimen totalitario, aunque el sueño de este militar siempre fue reconquistar China.
Taiwán consiguió apoyo diplomático y reconocimiento de la comunidad internacional hasta que en los años 70, casi coincidiendo con la muerte de Chiang, la China comunista consiguiera el reconocimiento mundial como verdadera China. Hasta entonces era común nombrar a estos países como la China popular o comunista (RP de China) y la China nacionalista o China Taipei (esta última es su denominación olímpica).
A la muerte de Chiang su hijo Chiang Ching-Kuo le sucedió en el poder y ahí comenzó una apertura democrática por parte del régimen del Kuomintang con más participación popular. Esta democratización la continuó el sucesor de Chiang hijo tras su muerte en 1988, Lee Teng-hui, democratización que culminaría en el año 2000 con unas elecciones que hicieron perder el poder al Kuomitang tras 88 años gobernando la República de China, desde su fundación en el continente en 1912.
Otro tema importante ha sido el del reconocimiento. Si ya he comentado antes que en los años 70 Taiwán fue perdiendo poder diplomático, en la actualidad solo 23 países le reconocen. No parece que sea un aspecto que vaya a ir a mejor para los intereses de la isla, puesto que China amenaza con romper relaciones de cualquier tipo con cualquier país que se atreva a hablar con Taipei. El indiscutible crecimiento de China en la escena internacional hace difícil encontrar una salida a este conflicto.
Las amenazas son constantes por parte de Pekín, pero Taiwán, de nuevo con el Koumitang en el poder desde 2008, resiste con la ayuda de Estados Unidos, que cada vez es menor puesto que a Washington le conviene jugar a dos bandas. Ya en 2000 hubo amenazas militares tanto a Taiwán como Estados Unidos advirtiendo que China no es ni Irak ni Yugoslavia. Por su parte, también a Taipei le irrita las visitas de presidentes de Estados Unidos a China. En la última, Obama tuvo que dar explicaciones a las autoridades de la isla, aunque militarmente no cuentan con poder suficiente como para estar “solos ante el peligro”.
Pablo Navas - Madrid
Aunque fue descubierta en el siglo XVI por nuestros vecinos, la República de China (a partir de ahora Taiwán) fue fundada en 1949 tras la derrota de los nacionalistas anticomunistas del Kuomitang en la guerra civil china, que se reanudó en 1946 tras el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial. Anteriormente, este régimen gobernaba toda china hasta esa derrota bélica, justo cuando dos millones de anticomunistas chinos se refugiaron en la Isla de Taiwán de la dictadura china que se avecinaba con la fundación de la República Popular de China. En Taiwán continuaron con el sistema político que tenían en la China continental hasta la guerra.
Chiang Kai-Shek gobernó Taiwán dictatorialmente desde su fundación en el 49 hasta 1975, un año antes que su enemigo Mao Tse-Tung. El Kuomitang era el único partido permitido pero lo cierto es que bajo el gobierno de Chiang Taiwán consiguió unas tasas de crecimiento económico sorprendentemente altas para un régimen totalitario, aunque el sueño de este militar siempre fue reconquistar China.
Taiwán consiguió apoyo diplomático y reconocimiento de la comunidad internacional hasta que en los años 70, casi coincidiendo con la muerte de Chiang, la China comunista consiguiera el reconocimiento mundial como verdadera China. Hasta entonces era común nombrar a estos países como la China popular o comunista (RP de China) y la China nacionalista o China Taipei (esta última es su denominación olímpica).
A la muerte de Chiang su hijo Chiang Ching-Kuo le sucedió en el poder y ahí comenzó una apertura democrática por parte del régimen del Kuomintang con más participación popular. Esta democratización la continuó el sucesor de Chiang hijo tras su muerte en 1988, Lee Teng-hui, democratización que culminaría en el año 2000 con unas elecciones que hicieron perder el poder al Kuomitang tras 88 años gobernando la República de China, desde su fundación en el continente en 1912.
Otro tema importante ha sido el del reconocimiento. Si ya he comentado antes que en los años 70 Taiwán fue perdiendo poder diplomático, en la actualidad solo 23 países le reconocen. No parece que sea un aspecto que vaya a ir a mejor para los intereses de la isla, puesto que China amenaza con romper relaciones de cualquier tipo con cualquier país que se atreva a hablar con Taipei. El indiscutible crecimiento de China en la escena internacional hace difícil encontrar una salida a este conflicto.
Las amenazas son constantes por parte de Pekín, pero Taiwán, de nuevo con el Koumitang en el poder desde 2008, resiste con la ayuda de Estados Unidos, que cada vez es menor puesto que a Washington le conviene jugar a dos bandas. Ya en 2000 hubo amenazas militares tanto a Taiwán como Estados Unidos advirtiendo que China no es ni Irak ni Yugoslavia. Por su parte, también a Taipei le irrita las visitas de presidentes de Estados Unidos a China. En la última, Obama tuvo que dar explicaciones a las autoridades de la isla, aunque militarmente no cuentan con poder suficiente como para estar “solos ante el peligro”.
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ResponderEliminaryyhyhyhyh
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