miércoles, 28 de octubre de 2009

Colombia: paz en las calles, guerra en la selva

Alguien cuando piensa en Colombia, lo primero que le viene a la cabeza es inseguridad, terrorismo, secuestros y disparos. No nos engañemos, es así. La primera vez que estuve allí me pasó. Aunque no se sea rico, aunque no se de papaya (ostentar posesiones), aunque no se provoque a nadie, pero es lo que a uno se le pasa por la cabeza. A pesar de sus bellas playas, sus paisajes y valles, sus ciudades o su gastronomía, guerrilleros, delincuentes y políticos son los que copan las imágenes cuando sale algo de Colombia en los noticieros.

Pablo Navas - Madrid

Manuel Marulanda, "Tirofijo", ya fallecido, fundador de las FARC

El conflicto interno en Colombia comienza oficialmente en 1964, con la fundación del primer grupo guerrillero, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, aunque para ver las causas del mismo hay que ir unos años atrás. En concreto hasta 1948 cuando ocurre el denominado “bogotazo”, cuando el por entonces candidato Jorge Eliécer Gaitán es asesinado cuando parecía que podía ser elegido presidente debido a su gran apoyo popular. Su asesinato condujo a la llamada época de La Violencia, dentro de un contexto histórico en el que destaca el bipartidismo existente en el país entre liberales y conservadores. La Violencia destacó por la gran división interna en el país y el odio entre las dos tendencias que marcó para siempre y hasta ahora la historia de Colombia.

Por entonces un joven veinteañero liberal radical, Pedro Antonio Marín, más tarde conocido como Manuel Marulanda alias Tirofijo, se vio inmerso en esa época violenta ingresando en grupos milicianos izquierdistas. Con el golpe de estado de Gustavo Rojas los grupos irregulares se tuvieron que replegar hacia el sur del país, donde establecieron unas “zonas liberadas” en área rural, lejos de los principales núcleos urbanos.

Mientras liberales y conservadores trataron de poner el fin a La Violencia estableciendo un acuerdo bipartidista con el objetivo de recuperar esas “repúblicas independientes” que establecieron los grupos guerrilleros comunistas, cosa que consiguieron con la ayuda de Estados Unidos pero sin lograr eliminar al principal grupo insurgente, que en el futuro serían las FARC, en el que estaba Marulanda. En una retirada militar con su ocultamiento en la selva, en julio del 64, se fundaron las FARC, que al principio tenían un carácter meramente rural y campesino, que luchaba por acabar con las injusticias sociales y diferencias de clases, auspiciados por el ejemplo triunfas cinco años en Cuba.

Durante el crecimiento lento del grupo guerrillero, que evolucionó de adalid de la injusticia social a un narcoterrorismo con muy poco apoyo popular en Colombia, hay que señalar como momento clave el alto el fuego del año 84, cuando el gobierno de Belisario Betancur establece las bases para unas negociaciones de paz que finalizarían con la formación de un grupo político democrático. El partido de las FARC se denominó Unión Patriótica, sin embargo está experiencia fracasó porque ninguna de las partes respetó el acuerdo, ni las FARC ni los grupos irregulares anticomunistas que surgieron como respuesta al grupo guerrillero, y que ejecutaron a muchos militantes de la Unión Patriótica.

A partir de ahí, destaca el crecimiento en número de hombres de la guerrilla con su consiguiente aumento del poder militar, que asestó golpes importantes al Ejército Colombiano durante los años 90. Con Andrés Pastrana en el poder si hizo otra intentona de negociación pero esta vez el ya anciano Marulanda no se presentó en la conocida como “Silla vacía”, que desembocó en el fin de los diálogos y la aparición en escena de Álvaro Uribe, que con su discurso de mano dura contra las FARC, ya más grupo terrorista que otra cosa, obtuvo el apoyo de la mayoría de los colombianos en dos legislaturas.

En la actualidad se produce un escenario bipolar. Por un lado, con la aparición de Hugo Chávez y su “revolución bolivariana”, que considera a las FARC como “grupo insurgente con un proyecto político respetado”, y sus aliados Nicaragua - cuyo presidente califica de “hermanos” a los terroristas - , Ecuador, Bolivia y por supuesto la prolongada dictadura de Cuba. Por otro, Colombia, y su poderoso aliado Estados Unidos, dispuesto a dar cualquier ayuda militar contra la guerrilla, y en menor medida Perú y Panamá.

Uribe no soporta la relación de casi amistad del Imperio venezolano con las FARC mientras que Chávez por su parte no sabe que hacer con la gran popularidad que tiene su homólogo colombiano, en algunos el apoyo a Uribe ha llegado hasta el 90% según encuestas, o sin ir más lejos, el año pasado con las acciones militares de Colombia contra el por entonces número dos de las FARC Raúl Reyes que acabaron con éste muerto en territorio ecuatoriano ante la indignación de Rafael Correa. El apoyo de los ciudadanos a la ejecución de Reyes (que tanto molestó a Chávez), habla muy poco a favor de la estrategia de las FARC en Colombia.

Raúl Reyes

Por otro lado, la oposición política democrática sabe que con las FARC es difícil alcanzar el poder. Saben que los ciudadanos colombianos quieren respuestas firmes a más de 45 años de guerra interna. Se preguntan cómo es posible que con la ola de bolivarianismo que rodea a Colombia, el país sea de momento un lugar que está lejos de caer en manos de Chávez, en vista de las manifestaciones que se forman, y por supuesto las actos contra la guerrilla en las ciudades, que las convierten en un bastión anti-FARC.

Más que por política, los colombianos lo hacen por otras cuestiones. Pienso que les da igual que les gobierne un socialista o un liberal, lo que quieren es más seguridad, y todo eso conlleva un azote desde los terroristas a los ladrones de cartera, esa gentuza que hiere su orgullo porque saben la visión que tiene el mundo de su país. Hasta otros países han pedido consejo a Colombia para mejorar la seguridad.
Aunque el aumento de la policía por las calles es claro, se palpa una sensación de seguridad que no es acorde con lo que se piensa. Paseando por las calles uno se da cuenta de ellos, y de que la verdadera guerra y terror está en la selva, lejos de los núcleos urbanos. Está claro que los parámetro de seguridad en Colombia no tienen nada que ver con los de Europa, pero un turista caminado por una gran ciudad colombiana no tiene más riesgos que si lo hace por Managua, Caracas o Lima. En la ciudad las FARC cuentan con las denominadas Redes Urbanas, sus socios que no se han "ido al monte", que montan manifestaciones, actos, etc... una especie de Kale Borroka.
Las Autodefensas Unidas Colombianas, o paramilitares, son otro problema que dificulta una salida a este conflicto. Si el terrorismo comunista da votos a Uribe, los violentos ajustes de cuentas de los paramilitares, a pesar de sus gestos, dificultan el fin de las FARC y posibilitan que jóvenes adolescentes pobres y sin futuro se alisten. Considerando que la solución es dificil, no solo en Colombia sino por el escenario de alrededor, al menos los colombianos pueden hacer vida normal en las ciudades con la mejora de la seguridad, en contra de lo que sucedía en los 90 con atentados día tras día con la problemática de los carteles de la droga además. Sin embargo el problema es ahora mayoritariamente rural, justo el ámbito donde nació este conflicto, donde los campesinos estan indefensos ante las amenazas de unos y otros.
En cualquier caso, a pesar de tanta muerte, secuestros, paramilitares, guerrilleros, etc... recomiendo visitar el país. Buena comida, gente amable, buenos precios, buena rumba, buena música vallenata, buen clima. Lo bueno gana a lo malo. Del caribe cartagenero o barranquillero a la primaveral Medellín, del extremo calor de Cúcuta a la lluviosa Bogotá, de la cumbiera Santa Marta a la salsera Cali.

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